La religión en la lengua (Parte 2)
(“¿Qué diablos pasa aquí?” / “¡Santísima Madre de Dios!” / “Este lugar huele a diablos.”)
Los santos en la lengua
La tradición católica involucra un especial respeto por los santos o las santas, personas que en su vida realizaron algún tipo de acción extraordinaria ligada a una profunda creencia en la religión católica, y que fueron declarados así, por las máximas autoridades de la Iglesia (por ejemplo, el Papa, máximo jefe de la Iglesia). Esta acción extraordinaria puede ser considerada un milagro, o no. Ahora bien, hay muchos santos, y muchas personas manifiestan preferencia por unos sobre otros. Suelen referirse a ellos en ocasiones importantes (también cuando quieren expresar sorpresa o temor). Dentro de esta tradición, debemos recordar la importancia grande que posee la Virgen María, es decir, la Madre de Dios, la mujer (santa, obviamente) que sin mantener relación alguna con ningún hombre trajo al mundo a Jesús, el Hijo de Dios, uno de los milagros extraordinarios de las creencias católicas. Por tanto, escuchar _____?_____ o “¡Virgencita!”, y otras expresiones similares, es muy común. Los ángeles, por su parte, suelen también tener su presencia en expresiones calificativas: Los niños pequeños son “angelitos”, y una persona con un rostro bonito e inocente tiene una cara de ángel.
El diablo en la lengua
Finalmente, así como Dios, ángeles y santos tienen su presencia en el idioma español, también la tiene el diablo. Por un lado, tenemos al ser maligno y cruel enemigo de Dios en alusiones a Satanás, el Maligno y otras similares, pero por el otro, y quizá de forma más interesante, tenemos al diablo en expresiones cotidianas tan simples como: “Juan es un pobre diablo” (es decir, una persona insignificante y triste), _____?_____(es decir, realmente muy mal), _____?______(Expresión que enfatiza el enojo de quien realiza la pregunta). Los niños son llamados “angelitos”, pero también “diablillos”, cuando son muy traviesos o “diablos” cuando son traviesos y astutos.
En los refranes también está presente: “Más vale el diablo por viejo que por diablo” (es decir: la sabiduría es traída por los años, no por la malicia) y “Cuando el diablo se hace viejo, se mete a fraile” (Es decir, ningún anciano es malo: al llegar a la vejez, de pronto se conduce como santo. Un fraile es un monje franciscano)
Allí tienen. La gama de expresiones originadas en la religión es inmensa, por supuesto.